
A medida que sigue creciendo el sector de los parques eólicos en alta mar también lo hace la preocupación por sus efectos en la población de aves.
Los últimos estudios llevados a cabo en Países Bajos y en el Reino Unido de se ha empleado lo último en tecnología, muestran resultados sorprendentes. Según informan desde Vattenfall, compañía estatal de energía sueca.
Las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial (IA) van a arrojar respuestas certeras.
Jesper Kyed Larse, experto en biociencia en Vattendall, comenta que: “llevamos 20 años trabajando con la energía eólica marina y casi al mismo tiempo estudiando las aves. Las aves choca contra las palas de los aerogeneradores, caen al mar y son arrastradas por las corrientes, sin dejar rastro. Esto ha hecho casi imposible cuantificar el verdadero impacto de los parques eólicos en las poblaciones de aves. Por ende, las evaluaciones medioambientales se han basado principalmente en conjeturas”.
En el parque eólico de la bahía de Aberdeen de Vattenfall, se ha llevado a cabo un estudio durante dos años empleando radares y cámaras en los aerogeneradores. En dicho tiempo no se ha detectado colisiones.
“Hay bastantes estudios que analizan el vuelo de las aves en los parques eólicos que demuestran lo bien que adaptan su trayectoria de vuelo cuando se aproximan a ellos”, afirma Jesper Kyed Larsen.
Con el objetivo de conocer a la perfección si tienen lugar o no colisiones, han contado con los servicios de la empresa noruega Spoor especializada en el desarrollo de una tecnología basada en IA pionera para seguir en 3D la trayectoria de vuelo de las aves en las inmediaciones de las palas de los aerogeneradores.
Por 2024, la star-up noruega Spoor probó su solución con IA en el parque eólico alemán de Baltic Eagle (Iberdrola). Spoor fue la ganadora del programa de star-ups PERSEO de Iberdrola.
Durante la pasada primavera, y con la ayuda de expertos ornitólogos del British Trust for Ornithology, se llevaron a cabo las primeras pruebas. Ahora, Spoor debe enseñar al sistema a analizar e identificar colisiones reales. Entrenar al algoritmo es un proceso minucioso en el que se emplean cientos de horas de trabajo. “La aportación y validación humanas son clave para que la IA sea fiable”, añade Larsen.
Migraciones de aves
Los estudios llevados a cabo en la Bahía de Aberdeen se centran en gaviotas, alcatraces y otras aves marinas que viven y se alimentan en las zonas situadas entre parques eólicos.
En el parque eólico holandés de Hollandse Kust Zuid, Vattenfall está realizando otro tipo de estudio sobre aves migratorias como estorninos y pinzones. Dos veces al año, millones de aves migran a través del mar del Norte o a lo lago de la costa. Las cámaras infrarrojas ya ha sido probadas en tierra, pero ha sido la primera vez que se han instalado en un parque eólico marino.

Fuente: Wildlife Imaging Systems.
La migración de las aves, se produce durante unas pocas semanas en primavera y en otoño, principalmente de noche. Por eso, en este caso se emplea inteligencia artificial junto a cámaras térmicas. El objetivo es documentar cuántas aves colisionan y comprender también, la relación entre las colisiones y el clima, la intensidad de la migración, la altitud de vuelo, etc. para decidir la mejor manera de mitigar riesgos. ¿Sería necesario parar los aerogeneradores durante esos periodos?
Las cámaras infrarrojas son muy sensibles y detectan cualquier movimiento en el aire, desde insectos hasta aviones. Para este estudio, se desplegaron 16 cámaras cubriendo todos los ángulos de un solo aerogenerador, incluso bajo el rotor para detectar cualquier objeto que caiga al agua.
Las cámaras funcionan 24/7 y utilizan IA y un software especial para detectar la caída de objetos y seleccionar las imágenes relevantes. Estas cámaras infrarrojas también funcionan de noche y con mal tiempo (lluvia y niebla). Pueden detectar aves pequeñas a una distancia de hasta 120 m. Para grandes aves, el alcance de la cámara es de hasta 300 m. Estas cámaras y la IA han sido proporcionados por Wildlife Imaging Systems, y su instalación ha sido llevada a cabo por Circle Consult Aps.
También colabora el Centro de Investigación Ambiental de Wageningen, de la Universidad de Investigación de Wageningen (WUR).
Se analizó el primer periodo de migración, en primavera, y los resultados preliminares fueron sorprendentes: durante el pico máximo registrado en el mes de marzo, solo se registraron un par de colisiones, y ninguna durante la noche.
“Llegados a este punto, debemos mantener la prudencia a la hora de obtener conclusiones. Debemos seguir analizando datos y actuar con cautela, ya que el estudio solo abarca un único aerogenerador. Las cámaras sí captaron gran número de aves migratorias y ninguna cayó al mar. Ahora hay que esperar a la migración otoñal, que es mucho mayor en cuatro a número de aves se refiere”.
Otro de los estudios llevado a cabo ha sido en colaboración con la Universidad de Oxford, en el que se han combinado los conocimientos sobre aves con modelos informáticos realistas de aerogeneradores en funcionamiento para simular diferentes combinaciones de colores y dibujos en las palas y si así con ello reducir el riesgo de colisión. Los resultados aún no están listos, pero las palas con dibujos de rayas negras y rojas son prometedoras.
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