Las disoluciones ácidas vertidas al mar procedentes de los sistemas de filtrado de gases (scrubbers) de los buques, que contienen dióxido de azufre (SO2), pueden estar contribuyendo más del doble de lo que lo hacen las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la acidificación de los océanos, según se ha modelado en este estudio.
Concretamente, se ha examinado el efecto del vertido de disoluciones ácidas en la mayoría de las rutas marítimas por el Mar del Norte y se ha comparado con el impacto en las mismas de las emisiones de CO2 en la acidificación del agua de mar.
Han confirmado que, en términos generales, las emisiones de CO2 son la principal causa en la acidificación del océano en el Mar del Norte. En promedio, las emisiones de CO2 causan ocho veces más acidificación que el vertido de dichas disoluciones ácidas. Sin embargo, encontraron que en ciertas áreas en las que el tráfico de buques es más intenso, el impacto del SO2 en la acidificación puede llegar a ser hasta 20 veces mayor que el impacto promedio calculado para toda la zona del Mar del Norte. En dichas rutas marítimas, el impacto de disoluciones ácidas procedentes de los buques también es dos veces más elevada que la de las emisiones de CO2.
Los investigadores también han concluido que el aumento de los niveles de SO2 influye en la capacidad del agua de mar para resistir los cambios en los niveles de pH. En consecuencia, por cada tonelada de SO2 liberado en el agua, el Mar del Norte absorbe cerca de la mitad de una tonelada menos de CO2, con respecto a su capacidad habitual.
El estudio indica que puede haber problemas potenciales relacionados con la calidad de las aguas superficiales en algunas áreas críticas, como, por ejemplo: puertos, estuarios y aguas costeras, que están sujetas a la legislación actual. La acidificación de los océanos y las técnicas para el tratamiento están reguladas para los Estados miembros de la UE en virtud de la Directiva Marco del Agua (DMA) y la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina (DMEM).
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