Ørsted, líder en el sector de la energía eólica marina, y Yara, compañía líder en el sector de los fertilizantes, han unido fuerzas para desarrollar un proyecto pionero que tiene como objetivo reemplazar el hidrógeno fósil con hidrógeno renovable en la producción de amoníaco con el potencial de reducir más de 100,000 toneladas de CO2. al año, lo que equivale a sacar 50.000 coches convencionales de la carretera.
Si se asegura la cofinanciación pública necesaria y se establece el marco regulatorio adecuado, el proyecto podría estar operativo en 2024/2025.
Yara y Ørsted desarrollarán juntos una planta de electrolizadora de energía eólica de 100 MW para la producción de hidrógeno renovable, con el objetivo de reemplazar el hidrógeno de origen fósil con hidrógeno renovable para la producción de amoníaco en la planta Sluiskil de Yara, ubicado en la provincia holandesa de Zelanda.
El hidrógeno renovable generaría alrededor de 75.000 toneladas de amoniaco verde al año, aproximadamente un 10% de la capacidad de una de las plantas de amoníaco en Sluiskil, basada en el suministro de energía renovable dedicado de los parques eólicos marinos de Ørsted.
Ørsted está a punto de inaugurar su parque eólico marino Borssele 1 & 2, el segundo más grande del mundo, ubicado frente a la costa de Zelanda, cerca de la planta de Sluiskil.
El amoníaco verde se destinará a la producción de productos fertilizantes neutros en carbono, descarbonizando la cadena de valor de los alimentos, y también en un futuro como combustible para el transporte de este producto.
El hidrógeno producido a partir de fuentes de energía renovables ofrece una alternativa libre de carbono al hidrógeno de origen fósil, pero actualmente tiene un coste significativamente mayor. Cerrar esta brecha de costes lleva tiempo y dependerá del apoyo público para complementar las inversiones privadas en la producción de hidrógeno renovable y amoníaco a gran escala.
Por lo tanto, Ørsted y Yara ahora buscarán cofinanciamiento público para el desarrollo y la construcción de la instalación electrolizadora de 100 MW para respaldar el proyecto. Sujeto a la cofinanciación, la decisión final de inversión para construir la nueva planta podría tomarse a finales de 2021 o principios de 2022.
Con sus abundantes recursos eólicos marinos y sus grandes centros de consumo de hidrógeno en las zonas costeras, los Países Bajos están bien posicionados para liderar el camino en la transformación verde de la industria pesada impulsada por la energía eólica marina, al tiempo que asegura la competitividad de sectores industriales clave y crea actividad económica y trabajos.
Este proyecto puede ser un hito en la hoja de ruta del hidrógeno del clúster Smart Delta Resources en Zelanda, y un paso importante en la escala del hidrógeno renovable en los Países Bajos hacia 3-4 GW para 2030.