El Nautilus 100 es el nombre dado al submarino del futuro de la Armada británica. Un submarino que parece sacado de una película de ciencia ficción cuyas formas están inspiradas en la naturaleza y capaz de dar cabida a otras unidades no tripuladas de diferentes formas y tamaños para llevar a cabo un amplio rango de operaciones.
Un joven equipo de UKNEST ha desarrollado el diseño de un nuevo concepto de submarino futurista inspirado en la naturaleza cuyas formas recuerdan a un tiburón ballena y a las mantas rayas. Capaz de desplegar vehículos no tripulados de menor tamaño y que recuerdan a otros animales acuáticos.
A partir de 2050, y con motivo de la conmemoración del centenario del primer submarino de propulsión nuclear del mundo, el USS Nautilus, podríamos ver los primeros submarinos del futuro de la armada británica. Hay quien predice que dentro de 50 años el ser humano podrá realizar trabajos en las profundidades marinas e incluyo llegar a vivir.
Este nuevo concepto está basado en un submarino nodriza, centro de mando, de control y logístico de submarinos de menos tamaño. Es el aspecto físico de estos submarinos lo que llama la atención a primera vista, aunque si profundizamos en sus características no nos dejarían indiferentes y bien podríamos encontrarlas en la famosa novela de Julio Verne.
La fabricación de los mismos sería mediante impresoras 3D empleando una combinación de materiales acrílicos ligeros combinados con aleaciones de gran resistencia capaces de soportar la presión a más de 1.000 m de profundidad.
El casco de este submarino podría estar recubierto de finas “escamas” anecoicas (definición según la RAE: capaz de absorber las ondas sonoras o electromagnéticas sin reflejarlas) fabricadas en grafeno y que lo recubrirían como una segunda piel estando unidas con un material piezoeléctrico que permitiría el control dinámico de las mismas reduciendo la resistencia al avance durante la navegación o aumentar su capacidad auditiva en operación. La tripulación de este submarino nodriza sería de aproximadamente 20 personas capaces de controlar cualquier sistema y situación a bordo, y en el que podrían pasar semanas e incluso meses.
El resto de características podrían perfectamente entrar a formar parte de una película de ciencia ficción, como, por ejemplo, que el submarino nodriza estaría envuelto en una burbuja de aire supercavitante reduciendo el arrastre y permitiendo alcanzar una velocidad máxima de hasta 150 nudos.
El UUV Eel, cuyas formas se asemejan a las de una morena o una anguila, es uno de los submarinos no tripulados que se desplegarían desde el Nautilus 100. Con una autonomía de cientos de kilómetros se desplazaría sigilosamente con un movimiento sinusoidal similar a una anguila y mimetizándose con el entorno. Si principal misión sería ser la lanzadera de sensores en vainas individuales y comunicándose con el resto de Eels desplegados.
Dichas vainas lanzadas desde los Eels podrían a su vez estar equipadas con micro-drones fabricados con polímeros solubles. Entre sus funciones estaría la recolección de muestras biológicas en el océano, hacer de escolta o como escudo protector ante posibles ataques. Aun así, al estar fabricados con polímeros solubles se disolverían tras un periodo de tiempo, característica que les permitiría adentrarse en aguas enemigas y no dejar rastro de su presencia, etc.
Por último, los drones con forma de peces voladores, que reemplazarían a al sistema de misiles y torpedos que actualmente conocemos. Navegarían bajo el agua y también volarían cerca de la superficie.