Estos impactos justifican la necesidad de la acción urgente para reducir las emisiones del derretimiento del permafrost. El estudio ha sido publicado en la revista Nature Climate Change.
El permafrost,la capa del suelo permanentemente congelada en las regiones polares,contiene cerca de 1.700 gigatoneladas de carbono en forma de materia orgánica congelada. Esta capa de hielo ha comenzado a derretirse a causa del calentamiento del Ártico en las últimas décadas. A medida que se degrada el permafrost,el CO2 y el metano son liberados,amplificando los efectos de las emisiones de la actividad humana.
Los investigadores han estudiado las variantes de los posibles impactos económicos globales causados por las emisiones de esta capa,bajo distintos escenarios desarrollados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Bajo el escenario A1B,que supone un rápido crecimiento económico y predice un aumento de emisiones antropogénicas hasta los 700 ppm de concentración de CO2 en el 2100,los autores asumieron cero emisiones antropogénicas después de esta fecha. Hallaron que las emisiones totales acumuladas aumenta el impacto económico del cambio climático hacia el 2200 desde 326 billones de dólares a los 369 billones,un incremento del 13%.Los investigadores de este estudio indican la necesidad de realizar una estimación de cuánto costaría si no hiciéramos nada,si hiciéramos algo,y cuanto necesitaríamos invertir para reducir los gases de efecto invernadero. Los modelos que están bajo estudio ayudarán a tomar mejores decisiones,y enlazando modelos científicos y económicos es una manera de ayudar a conseguirlo.
Esto sugiere que las políticas orientadas a la reducción de las emisiones de permafrost lo antes posible podrían reducir substancialmente los efectos económicos del cambio climático.
Según los investigadores,reducir las emisiones de combustibles fósiles y parar el cambio climático no es una disyuntiva entre empleo y medioambiente. Se puede simultáneamente reducir las emisiones y crecer económicamente utilizando las fuerzas del mercado que crearon el problema original. Es necesario invertir en la reducción de costes para la producción de energías renovables y en costes de conservación de la energía,y crear unas políticas óptimas para ello,basadas en incentivos fiscales u otros medios similares. Esto creará un entorno propicio para que los consumidores elijan claramente la opción de bajo contenido en carbono porque será la opción disponible más económica.
Imagen: Ciudad de Qannaaq,Groenlandia,construida sobre permafrost. Foto de Andy Mahoney/NSIDC