La contaminación atmosférica en el mar del Norte y el Báltico se ha reducido considerablemente un año después de la introducción de los estrictos límites de azufre en los combustibles marinos, según indica el estudio realizado por la Unión para la Conservación de la Biodiversidad y la Naturaleza (NABU).
Por primera vez en Europa el estudio muestra los impactos sobre el medio ambiente y la industria marítima a raíz de la restrictiva normativa sobre la calidad del combustible en las áreas de control de emisiones de azufre (SECA).
El máximo contenido de azufre permitido en los combustibles marinos en los mares del Norte y Báltico y en el canal de la Mancha fue reducido del 1% al 0,1% por la OMI el 1 de enero del pasado 2015. El estudio muestra que tras la introducción de estas medidas la calidad del aire en áreas costeras ha mejorado significativamente. Los estrictos valores límite de azufre en estas zonas también ha reducido los costes socioeconómicos considerablemente.
Aunque la industria del transporte marítimo advertía que unos requisitos estrictos en el diésel marino incrementarían los costes y desplazaría el transporte a la carretera, finalmente no ha sido así según los resultados de NABU.
“Los resultados del estudio demuestran un balance socioeconómico global muy positivo en las SECA. Mediante el uso de mejores combustibles, las concentraciones de dióxido de azufre se han reducido un 50% o más. Consecuentemente los costes que la sociedad paga por el impacto en la salud y el daño medioambiental se han reducido. El SECA ha sido un éxito para Europa, y es una clara señal de que hay que reforzar la normativa a nivel internacional” señala Leif Miller, CEO de NABU.
En relación a la reducción del límite de azufre del combustible marino a nivel mundial, del máximo actual del 3,5% a un 0,5% en 2020, NABU indica que los beneficios económicos sobrepasarán claramente cualquier coste adicional debido a una mayor calidad en los combustibles.
El estudio también indica que los costes socioeconómicos se han reducido entre 4,4 y 8 mil millones de € anuales. Además, los Ro-Ro y el transporte a corta distancia, que se supone que son la parte más afectada del transporte marítimo dado que operan casi exclusivamente en la zona SECA, no han sufrido impactos negativos debido a la nueva normativa, según las declaraciones de la propia industria. Algunas compañías incluso han registrado cifras financieras record el año 2015 y han establecido nuevos servicios.
Con respecto al control y ejecución, los datos aportados por la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) indican que entre el 3 y el 9% de los buques supervisados no cumplieron con los requisitos legales. Los expertos indican que el índice de la falta de cumplimiento en mar abierto debe ser significativamente mayor, pero los limitados datos disponibles no permiten alcanzar conclusiones en este aspecto.
Para mejorar el control del cumplimiento en mar abierto serían necesarias técnicas de control y monitorización adicionales, con sanciones proporcionales a los beneficios económicos que contrae el no cumplimiento de la normativa. “La calidad del aire podría ser incluso mejor, porque la principal deficiencia del actual SECA es la falta de control. Actualmente los controles se realizan puntualmente cerca de los puertos, por ello es que insinuamos que hay un alto número de casos no registrados de violación de la normativa en alta mar. El beneficio económico obtenido de violar la normativa utilizando combustible más barato es simplemente demasiado alto cuando el riesgo de ser atrapado es prácticamente nulo. “indica Dietmar Oeliger, experto en transporte de NABU.