La noruega Østensjø Rederi ha firmado una carta de intención para la construcción de cuatro buques en Astilleros Gondán.
Las cuatro unidades, de 88,3 metros de eslora, son fruto de la creciente demanda del sector eólico offshore. Los buques CSOV serán destinados al mantenimiento de granjas eólicas en alta mar principalmente.
La entrega está estipulada a principios de 2022. Los cuatro CSOV servirán de nave nodriza para los técnicos encargados de los servicios de puesta en marcha y posterior mantenimiento de las turbinas eólicas offshore que posee la empresa Noruega.
Contarán con una acomodación de hasta 120 personas entre personal de mantenimiento y tripulación. También dispondrán de sistemas de posicionamiento dinámico, capaces de compensar los movimientos y balanceos de buque en la mar, proporcionando así una plataforma estable para el trabajo en cualquier tipo de condiciones que junto con una pasarela estabilizada permitirán una mayor accesibilidad y seguridad en los molinos.
Una de las características diferenciadoras de estos buques es su posibilidad de conversión, en un futuro, a un sistema de propulsión mediante hidrógeno. Østensjø Rederi está trabajando en el desarrollo de nuevas tecnologías basadas en esta fuente de energía con el fin de aprovecharla de una forma segura y eficiente. Su objetivo es llegar a proporcionar el mismo servicio pero con un impacto cero para el medioambiente.
En concreto, estas embarcaciones serán capaces de reducir sus emisiones hasta un 30 por ciento frente a las convencionales, gracias al sistema híbrido que incorporan, combinando la implantación de baterías, capaces de funcionar cuando la demanda energética es limitada, como situaciones de entrada y salida a puerto o de necesidad exclusiva de posicionamiento dinámico (DP). Estos avances, contribuirán a reducir en gran medida los costes de operación. Los generadores que estarán equipados a bordo además, contarán con la certificación IMO Tier III, en relación a la normativa vigente desde el 2016 sobre contaminación por emisiones de óxidos de nitrógeno en motores diésel.
En definitiva, una gran oportunidad para los astilleros españoles y un paso más en la lucha por llegar a conseguir la implantación de buques con emisiones cero.