Rolls-Royce ha revelado su nuevo diseño de buque de guerra autónomo, mono-misión, y con una autonomía de 3.500 millas náuticas.
Con un desplazamiento de 700 t, 60 m de eslora, y una velocidad máxima de 25 días puede permanecer 100 días en alta mar, llevando a cabo única tarea, por ejemplo, patrullaje y vigilancia, detección de minas o control y gestión de flotas.
El corazón del buque es su sistema de propulsión de gran potencia, fiable y robusto. Combina la experiencia de Rolls-Royce en el campo de las turbinas de gas y los motores diésel junto con sus hitos en el campo de la propulsión eléctrica, almacenamiento de energía y el diseño y fabricación de propulsores.
Según Benjamin Thorp, director general de la división naval de electricidad, automación y control de Rolls-Royce: “la compañía está respondiendo así al interés de las armadas por los buques autónomos en vez de por los buques de control remoto. Estos buques ofrecen una mayor capacidad operativa, reducen el riesgo para la tripulación y reducen los costes de operación y construcción. En los próximos 10 años, Rolls-Royce espera ver la introducción de plataformas no tripuladas de medio porte, particularmente en las principales armadas del mundo, a medida que se desarrolla el concepto de flotas mixtas, tripuladas y no tripuladas. Con nuestra experiencia y capacidad esperamos liderar este campo”.
Buques tripulados de mayor porte si podrán realizar misiones multipropósito. Permitir dicha mezcla en las flotas de las marinas aportará beneficios operacionales y reducirá los costes que ofrece la tecnología autónoma.
El diseño inicial cuenta con un sistema de propulsión eléctrico completo que requiere menos sistemas auxiliares (lubricación, sistema de refrigeración, etc.) y ofrece mayores niveles de confort. Estos buques contarán con dos grupos MTU 4000 de Rolls-Royce suministrando una potencia total de 4 MW a una unidad de propulsión de 1,5 MW. Una alternativa a los motores diésel podrían ser las turbinas de gas, lo que ofrece mayor fiabilidad y reduce el mantenimiento a bordo. Los propulsores azimutales de imanes permanentes junto con la hélice de proa le dotan de gran maniobrabilidad. Para reducir el consumo y aumentar la autonomía del buque tendrán capacidad para almacenar 3.000 kWh permitiendo así operar a bajas velocidades. Por último, el buque contará con paneles solares fotovoltaicos para generar energía mientas el buque permanece a la espera.
La ausencia de tripulación obliga a tener sistemas de potencia y propulsión muy fiables. Rolls-Royce propone combinar un gestor inteligente de archivos y sistemas redundantes para que no se vea afectada la seguridad al eliminar la tripulación. El conjunto de equipos desarrollados por Rolls-Royce como el sistema de monitorización, el equipo de ahorro energético o el mantenimiento predictivo y remoto asegurarán la disponibilidad de los buques autónomos.
Mucha de la tecnología necesaria para hacer realidad los buques autónomos, ya existe. Rolls-Royce ha creado lo que cree que es el primer Sistema de Conocimiento Inteligente del mundo, que combina múltiples sensores con Inteligencia Artificial. También se está llevando a cabo un análisis significativo de riesgos cibernéticos potenciales para garantizar la seguridad de extremo a extremo.
Para Rolls-Royce la tecnología autónoma ofrece una oportunidad para automatizar ciertas partes de las operaciones del buque y eliminar en parte la tripulación con la consiguiente reducción de los costes operacionales y mejorar la seguridad limitando el número de personas expuestas al peligro.