El plan ha abierto un debate con posiciones enfrentadas. A favor cuenta con la Autoridad Portuaria de Barcelona,que defiende que todo aquello que sea inversión para obtener una mejora generará actividad económica y será beneficioso para la ciudad.
Las discrepancias llegan desde el sector vecinal y casi todos los grupos de la oposición,que temen que se genere un reducto de élite de espaldas a la ciudad.
Los promotores,por su parte,aseguran que el proyecto favorecerá a la ciudad,pues las instalaciones se encuentran en muy mal estado,y que Barcelona tiene mucha demanda de yates grandes por lo que la reforma es necesaria. En el puerto agregan que el plan es del todo compatible con la inminente rehabilitación del área pesquera.
El proyecto expuesto supone modificar los pantalanes para que haya espacio para 40 yates de gran eslora (dos de más de 100 metros,22 de 60 a 80,dos de 50 a 60 y 12 de 24 a 50),a la par que ganar al mar superficie de muelle,llegando al de Pescadors desde el Maremágnum. Además la inversión,de unos 38 millones de euros,incluye levantar edificaciones de hasta 1.000 metros cuadrados (una Casa Club,un restaurante de categoría ante el Palau de Mar,una plataforma de recepción y servicios… todo un dispositivo que permita a Barcelona competir con puertos de grandes yates del Mediterráneo).
Desde Marina Port Vell defienden que el impacto visual de las edificaciones será mínimo y acorde con los barcos. La antigua verja será sustituida por una cristalera que puede ser cubierta en caso de necesidad. La parte contraria,sin embargo,teme perder ese idílico rincón marinero con la llegada de estas nuevas infraestructuras y de los buques de más de 20 metros de altura.
Los residentes discrepan igualmente sobre cómo afectará el puerto de lujo en el seno de la popular Barceloneta. Las dos asociaciones de vecinos tienen pensado presentar alegaciones al proyecto.