Con la construcción de los acorazados España, Alfonso XIII y Jaime I iniciada en el año 1908, se abordó por fin la modernización de la Marina de Guerra española que llevó aparejada la tardía revolución industrial de los astilleros y arsenales de nuestro país.
El concurso contemplado por el Plan de Escuadra, que implicaba la creación de una industria de construcción naval militar adecuada a las necesidades de la política de defensa, adjudicó el arriendo de los astilleros y zonas industriales de los arsenales de Ferrol y Cartagena, así como la construcción de tres acorazados en el primero y de tres destructores, veinticuatro torpederos, cuatro cañoneros y diez guardacostas en el segundo junto con la modernización de estas instalaciones.
El proyecto de los acorazados estaba basado en el HMS Dreadnought de la Marina británica que fue el buque de guerra más poderoso de su tiempo. Sus características se convirtieron en doctrina para los acorazados que construyeron a continuación otras potencias marítimas : aumento del alcance de la artillería principal que se hizo monocalibre dispuesta en torres situadas en crujía, homogeneización de la artillería secundaria cuyo objetivo se centró en tareas defensivas frente a destructores, torpederos y otras embarcaciones de reducido porte, incremento de la potencia propulsiva para poder alcanzar velocidades superiores a los veinte nudos y aumento del espesor de la coraza defensiva.
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