Se trataba contrato de alrededor de 100 millones de euros para llevar a cabo la construcción de un nuevo buque de alto contenido tecnológico destinado a la instalación de cable eléctrico submarino (un MPOV,Multi Purpose Offshore Vessel).
Las razones que han llevado al armador a optar por otro astillero no han sido técnicas ni económicas,sino basadas fundamentalmente en la incertidumbre que existe en el sector naval español. No sólo incertidumbre en cuanto al impacto de la resolución de Bruselas sobre el antiguo tax lease,aún no cuantificado,sino también incertidumbre en cuanto a la aplicación del nuevo sistema aprobado por Bruselas,a la hora de encontrar inversores y bancos estructuradores que estén dispuestos a aplicarlo.
La resolución que,según la Comisión Europea,sólo iba a afectar a los inversores que participaron en las operaciones de tax lease entre 2007 y 2011,está impidiendo,como era previsible,que los astilleros firmen nuevos contratos por las inseguridades generadas a armadores,inversores y bancos financiadores.
En el primer semestre del año La Naval de Sestao ya perdió otro contrato de 220 millones de euros,en aquel caso como consecuencia del retraso de la Comisión Europea en decidir sobre el anterior régimen de tax lease español. La construcción de este buque hubiera supuesto carga de trabajo hasta el año 2015 generando 1,7 millones de horas de empleo,así como relevantes pedidos para la industria auxiliar naval.